La nueva normativa F-Gas y el Plan de Recuperación: la perspectiva italiana

search 05 Feb 2021

Francesco Mastrapasqua

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F-Gas and the Recovery Plan

El actual Reglamento 517/2014 de la UE sobre gases fluorados, en vigor desde el 1 de enero de 2015, ha introducido cambios de gran alcance en el sector de la refrigeración. En particular:

  • limita la cantidad total de los gases fluorados más importantes que pueden venderse en la UE a partir de 2015 y los reduce gradualmente hasta una quinta parte de las ventas de 2014 en 2030;
  • prohíbe el uso de gases fluorados de efecto invernadero en muchos tipos de aparatos nuevos para los que existen alternativas menos perjudiciales;
  • previene las emisiones de gases fluorados de los aparatos existentes exigiendo inspecciones, asistencia apropiada y recuperación de los gases al final de su ciclo de vida.

Como se prevé en el mismo Reglamento, actualmente la Comisión lo está revisando. Esta revisión evaluará su eficacia, relevancia, eficiencia, coherencia y valor añadido de la UE.

La revisión también estudiará las opciones políticas para mejorar el Reglamento en el futuro, con vistas a:

  • El Pacto Verde Europeo y la Ley Europea del Clima.
  • Las obligaciones internacionales recientes sobre los hidrofluorocarburos (HFC) en el marco del Protocolo de Montreal.
  • Los progresos realizados y las lecciones aprendidas.

Son fundamentales el uso de refrigerantes con un impacto del efecto invernadero muy bajo y la reducción del consumo energético de los aparatos y los sistemas de refrigeración. Los gases fluorados, o HFC, representan actualmente el 4,4% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero en Italia, por lo que es urgente e imprescindible regular su elección y uso. Por lo tanto, esperamos que la nueva normativa F-Gas sea más ambiciosa que la anterior y que esté alineada con los objetivos del Pacto Verde Europeo para ganar el reto del cambio climático y convertirse en el primer continente climáticamente neutro del mundo.

Las alternativas a los antiguos refrigerantes HFC de alto potencial de calentamiento global, como el dióxido de carbono (R744, CO2) y el propano (R290), que no causan ningún efecto invernadero directo, en la actualidad son muy difundidas y están ampliamente disponibles en el mercado. Las modernas plantas de CO2 con las mejores opciones de energía transcríticas como por ejemplo: ETE y FTE de Epta, y los aparatos con uso de propano más modernos, han alcanzado y superado la eficiencia que se puede conseguir con los sistemas estándar y, en consecuencia, tienen el menor efecto invernadero indirecto posible.

Hay que tener en cuenta que el cambio de refrigerantes HFC en el mercado tiene costes muy elevados en términos de investigación y desarrollo para la industria, y de adaptación o sustitución para la gran distribución. Por lo tanto, esperamos nuevos objetivos más exigentes a largo plazo y que el nuevo escenario sea el definitivo y no sólo un paso intermedio para volver a cambiar todavía en poco tiempo.

Para lograr una reducción significativa del consumo de HFC, no basta con regular únicamente las nuevas instalaciones, sino que es necesario reducir el consumo de HFC con un potencial de efecto invernadero muy elevado (más de 2.500 toneladas al año) vinculado al mantenimiento de los supermercados e hipermercados existentes que siguen utilizando refrigerantes con un alto impacto climático y que dispersan una media del 15% al año en el medio ambiente debido a las pérdidas durante el funcionamiento.

Es necesario intervenir inmediatamente en la reconversión de los sistemas de refrigeración comercial más antiguos, sustituyéndolos por sistemas modernos con refrigerante natural y de bajo consumo, tecnologías en las que las empresas italianas son líderes a nivel mundial.

Por último, también es necesario regular mejor el uso de los HFC durante el mantenimiento, haciendo más eficaces los controles de fugas, reforzando la lucha contra el comercio ilegal de HFC e invirtiendo más en formación especializada en nuevas tecnologías.

Por ello, confiamos en que la revisión del Reglamento europeo sobre gases fluorados que está estudiando la Comisión Europea, y que se espera que entre en vigor en 2022, permita que el mercado evolucione en una dirección positiva, con mayor respeto al medio ambiente y a la lucha contra el cambio climático.